Desde una visión eminentemente patriarcal, ver a Katy recorrer caminos diferente al su esposo parece extraño, sin embargo, en Santo Domingo Este, existen muchos matrimonios o familias donde unos son de un partido y otros marchan por el contrario, sin que el tema político invada el tema de la vida diaria como ciudadanos.
Katy lleva años trillando su camino y aunque es cierto, si, que su esposo hoy escogió irse a otras parcelas, hay que dejar de verla como esposa y más como ente político pues, es claro, la naturaleza de ese matrimonio permite (aunque no sea la generalidad de los matrimonios en RD) que la esposa camine pensando en si misma.
La vida política hay que tomarla como los empleo, un ingeniero no necesariamente tiene que tener su esposa ingeniera y para colmos, por que ver todo desde el poder del esposo, y no al revés.
Incluso, existen matrimonios icónicos en la ciudad donde la esposa es fanática a un equipo de pelota y el esposo a otro, sin que ello erosione la vida de pareja.
Atar a una mujer en el 2020, a la visión primitiva de esposa y no de ente social es por demás, arcaico. La mujer del siglo XXI lleva su vida y si, comparte penas y éxitos con su pareja, pero no necesariamente debe ir detrás, si acaso, al lado.
En la vida política, y debe ser así para los redactores de noticias, las mujeres deben verse como mujeres, no como esposas que al final tengan que seguir en todo al esposo pues, en democracia, los derechos constitucionales no atan a las personas en canto a su vida marital.
El sistema es tan primitivo, que las esposas las obligan a llamarse «de apellido del esposo» o «fulana viuda mengano», hasta existe la obsoleta figura de la primera dama que para colmos, le asignan presupuesto por el simple hecho de ser la que acompaña al esposo presidente en su vida marital.
Katy en SDE es simplemente Katy, la perremeista, lo demás, son mentes atrasadas que no se enteraron que en el siglo la mujer posee su propio rol.